El alcoholismo crónico hace referencia a un estado patológico severo que se caracteriza por el consumo continuo de cantidades excesivas de alcohol. Tanto, que se desarrolla una dependencia física, psicológica o social en el individuo.
Además, esta forma de consumo desordenado provoca todo tipo de alteraciones que afectan negativamente diversos aspectos de la salud del consumidor. Al mismo tiempo, el consumo excesivo de alcohol puede tener efectos negativos en su vida familiar, laboral y social.
Por fortuna, hoy en día existen terapias de desintoxicación y diversos tratamientos que pueden ayudar a recobrar la dependencia y la tranquilidad de quien lo padece.
¿Cómo saber cuando una persona padece de alcoholismo crónico?
El etilismo crónico aparece de forma silenciosa y puede tardar años en presentar síntomas evidentes. También está condicionado por el estilo de vida y los antecedentes familiares del individuo. Sin embargo, para las personas cercanas al mismo puede ser mucho más fácil notarlo, ya que genera un cambio significativo de la conducta.
Estos son algunos de los síntomas de alarma que permiten identificarlo:
- Si la persona bebe alcohol durante períodos más largos de lo previsto. Por ejemplo, si la fiesta termina a las 2 de la madrugada y el individuo sigue bebiendo hasta el amanecer.
- Presenta un deseo constante de beber o fracasa cuando intenta reducir la ingesta.
- Ocupa mucho tiempo bebiendo, recuperándose del consumo, y controlando los síntomas de intoxicación (es decir, los efectos de la resaca).
- Se presenta irritable, tenso o triste cuando no puede beber. También puede presentar episodios de violencia.
- La persona incumple sus responsabilidades en el hogar, el trabajo, universidad, etc.
- Mantiene el consumo desordenado aunque le haya causado problemas recurrentes a nivel familiar, social, o laboral.
- Puede abandonar actividades importantes para él o su familia solo para seguir bebiendo.
- Puede beber aunque sea físicamente peligroso hacerlo (en un paseo familiar o un entorno nada conveniente).
- Ha tenido accidentes recurrentes estando en estado de embriaguez. Por ejemplo, golpes, caídas, accidentes de tráfico, etc.
- En algunos casos, la persona desarrolla cierta tolerancia al alcohol, aumentando la cantidad que requiere para sentirse saciado.
- Presenta síntomas de abstinencia: Nerviosismo, fatiga, temblores, pesadillas, falta de concentración, etc.
Causas del alcoholismo crónico
El trastorno por consumo de alcohol se puede generar en todo tipo de personas, de diferentes edades, identidad de género, sexualidad, o nivel socioeconómico. No obstante, la evidencia científica apunta a que existen factores de riesgo y causas a nivel social, físico y psicológico que pueden predisponer a ciertas personas.
En primer lugar, el alcoholismo tiende a ocurrir más en los hombres en comparación con las mujeres.
También es mucho más frecuente en quienes tienen antecedentes familiares de alcoholismo, ya sea por uno o ambos padres alcohólicos. Además, varios estudios han demostrado una mayor susceptibilidad en hijos adoptados que tuvieron padres alcohólicos. Esto indica que efectivamente existe una predisposición genética.
También hay un factor de riesgo en aquellos que abusan del alcohol a temprana edad. Esto se debe a que existen mayores probabilidades de que los genes relacionados con el alcoholismo se desarrollen. Al mismo tiempo, puede generarse una degeneración progresiva en la corteza cerebral, haciéndolos más propensos a generar dependencia en el futuro.
Los pacientes con depresión y otros trastornos mentales también tienen alto riesgo de desarrollar alcoholismo. Igualmente, los que han sufrido traumas relacionados con su infancia o algún episodio traumático en la edad adulta. Igualmente, aquellos que tienen un círculo social con personas alcohólicas, pueden verse predispuestos.
Consecuencias del alcoholismo crónico
La ingesta excesiva de alcohol puede traer todo tipo de consecuencias a corto y largo plazo. No todas las personas que beben se vuelven alcohólicas, pero quienes desarrollan esta dependencia pueden sufrir efectos a nivel psicológico, físico, social y familiar. Estas son algunas de las principales consecuencias:
- Cada vez que está en estado de embriaguez, el consumidor presenta pérdida de coordinación muscular e incapacidad para comunicarse efectivamente.
- Sufre pérdida del equilibrio, irritabilidad y enrojecimiento de la cara y los ojos.
- Con la intoxicación por alcohol se presentan vómitos, convulsiones y pérdida del conocimiento.
- Cuando hay alcoholismo, la persona desarrolla comportamientos inconsistentes o dañinos. Incluso pueden aparecer episodios de violencia familiar.
- Bajo rendimiento en el trabajo o la escuela.
- A largo plazo, el alcoholismo es un factor de riesgo en diversos padecimientos físicos: Distintos tipos de cáncer, trastornos hepáticos, inflamación del revestimiento del estómago, neumonía, tuberculosis, presión arterial alta, complicaciones de la diabetes, cirrosis, etc.
- También puede generar trastornos psicológicos como depresión, ansiedad, intentos de suicidio, pérdida de la memoria, delirios, etc.
- Altera el desempeño sexual y el ciclo menstrual. También enfermedades congénitas, osteoporosis y diversos tipos de complicaciones neurológicas.
- A nivel social y familiar, quien sufre de alcoholismo crónico está expuesto a la pérdida de trabajo, divorcio, violencia doméstica, accidentes de tráfico, etc.
Por otra parte, el bebedor adicto desarrolla crisis de abstinencia que se puede presentar con todo tipo de síntomas físicos: Escalofríos, sudoración excesiva, taquicardia, pérdida de la respiración, etc.
Tratamiento del alcoholismo crónico
Existen diversos tipos de tratamiento que se adaptan a las necesidades del paciente y su tipo de alcoholismo. En la práctica, se realizan diversos tipos de intervenciones, asesoramiento individual, terapias de grupo, o incluso estancias en centros especializados en tratar esta afección.
Estos son los métodos más efectivos:
- Programas de desintoxicación controlada por un médico.
- Establecimiento de metas y técnicas para el cambio de comportamiento.
- Diversos tipos de terapias que incluso pueden involucrar a la familia.
- Medicamentos orales, inyectables y medicamentos que bloquean el efecto placentero que provoca el alcohol.
- Programas post tratamiento y prácticas espirituales.
Para identificar el tratamiento adecuado, es imprescindible contar con un diagnóstico y ayuda profesional.
¿Qué puedes hacer tú para ayudar a una persona con alcoholismo crónico?
Ayudar a una persona con alcoholismo es bastante delicado. Aunque la intención es buena, es necesario proceder con mucho cuidado para no adoptar posturas contraproducentes. Lo más importante es manifestarle de forma tranquila la preocupación, escucharlo, y explicarle los peligros que supone el alcoholismo.
Hay que convencerlo de buscar ayuda profesional y que esto es totalmente válido y respetable. Hay que tener presente que la persona con alcoholismo no solo debe luchar contra el trastorno, sino con el estigma que este representa. Además, se le debe acompañar en todo el proceso, sin juzgarlo y dándole todo el apoyo posible.